Calurosa tarde de inicios de octubre en la celebración de los ángeles custodios la cual nos trajo un partido a una hora algo atípica, temprana, de siesta. Pese al horario, ambos conjuntos saltaron a la pista del Sebastián Moya Lorca con más intensidad que acierto, reflejo de cuanto se conocen y se respetan ambos conjuntos.
El equipo rojillo, intentaba ahogar con la presión alta al equipo caballa pero las pocas ocasiones tras robo no consiguieron poner en apuros a Dani Cabezón. Intentaba desarrollar más el equipo ceutí, pero sin profundidad; tampoco pudieron poner en apuros salvo con algún disparo lejano la meta defendida por Marco.
En definitiva, intercambio de golpes, pero con poca puntería y más imprecisiones que acierto.
A falta de 3 para el final de la primera parte, Tomás de Dios intentó aleccionar a los suyos para ponerse por delante en el tiempo restante hasta el descanso, pero la oportunidad la tuvo Arroyo con un disparo lejano donde Dani Cabezón se encontraba tapado; por fortuna la defensa desvió el tiro.
El gol llegó en una transición donde la defensa rojilla llega tarde y Manu Orellana, viejo conocido en tierras mengibeñas, puso un balón al segundo palo para que Everton rematara a placer a falta de poco más de un minuto. Lo peor no fue el gol en sí, si no el comprobar en el reflejo de las caras de los jugadores locales lo tocados que están moralmente en este inicio liguero. No hubo tiempo para mucho más.
Pese a que a la salida de vestuarios, el Software DELSOL Mengíbar quiso reponerse y dar la cara, la segunda parte tuvo varios protagonistas, algunos, que ya quisieron hacerse ver desgraciadamente para este deporte, desde la primera mitad. Al buen hacer local, con presión alta y robo, los colegiados se encargaron de desquiciar señalando lo que no era, y obviando lo que sí. El colmo, una falta en el minuto 24 no señalada, y el posterior gol de Everton tras un pase en largo de Dani Cabezón.
El meta caballa fue además el encargado de mantener a los suyos en el partido salvando 3 remates muy claros. Y después la jugada que enfadó a la grada. Supuesto golpe a Sufián de Victor Montes y el árbitro no señala la falta ni la ley de la ventaja, entre otras cosas porque no les favorecía. Terminada ésta, es cuando amonesta al jugador jiennense. Como si lo hubiera visto en la repetición, o le hubieran avisado del VAR. Sufián lo siguió haciendo una y otra vez, aunque los árbitros debieron entender que ya habían picado lo suficiente en su juego.
A falta de 6 minutos, un pase de Miguelao para Lachaga fue cantado gol pero Dani Cabezón que estuvo inconmensurable volvió a salvar la meta ceutí. Poco después Manu Leal recibía la falta del portero cuando iba solo contra este. El colegiado, tras un momento de duda, entendió que solo amarilla. Dani, agradecido, se encargó de detener el doble penalti que supuso la sexta falta lanzado por el capitán, Miguelao.
El tercero llegó por una gran combinación visitante que dejó a Hugo Alonso para que rematara a placer a falta de 2 minutos. El cuarto, obra de Manu Orellana, que pidió perdón a la grada en un robo en el ataque de 5 rojillo. Tortu intentó el de la honra pero su disparo se estrelló en el larguero. Lo consiguió sin embargo Pablo, a pase del linarense, a falta de 17 segundos.
Al final, un equipo que quiso y no pudo. Que cuando no era el meta visitante, que presumiblemente es el mejor de la categoría, fueron los invitados de turno que desquician a la grada, a los jugadores, y a cualquiera. Un solo punto en cuatro partidos y la angustiosa sensación de que querer es poder, solo si te dejan.